viernes, 5 de junio de 2009

Sueño de un día que estaba muy triste

Por lo general tengo sueños muy raros, decidí escribirlos en una nueva sección. Si algún analista de sueños pasa por acá yo agradecería sus comentarios al respecto, a veces los sueños que tengo son tan, pero tan raros que me asustan...


Iba en bicicleta, por un lugar que no conozco. En un semáforo un señor se acercó a mí y me preguntó “¿Tú desde cuando dejaste de proteger tu casa?” hice un gesto, pues no entendía de qué me hablaba, pensé que me seguiría diciendo más cosas, que estaba haciendo una colecta, pero en lugar de eso solo me pegó en el pecho una estampa parecida a una placa de policía que decía “Protege tu casa” y se marchó.

Continué el camino a casa, todo fue muy extraño porque en el transcurso no hubo más gente, ni carros, nada. Cuando llegué a casa tampoco había nadie; todo estaba ordenado, las luces estaban encendidas, pero no había nadie.
Salí a la calle para buscar a mi familia con mi tía, quien vive al lado de mi casa, pero no pude… la casa de al lado había desaparecido... también la del lado siguiente, y la de enfrente, y en lugar de las casas había muchas zanjas, y maquinaria de excavación que también estaban solas

Me sentía rara, estaba completamente sola, sin entender que pasaba y lo único que sentía era “algo raro”… eso me daba miedo. Caminé sin rumbo, solo preguntándome por qué no sentía algo más que “solo rara” y sin darme cuenta llegué hasta la casa hogar; allí vi un montón de niños jugando, los niños no tenían rostro y se movían como en “cámara lenta”. Miré alrededor, era un lugar que conocía pero todo era diferente ahora; frente a la casa hogar, donde antes había una plaza había ahora una casa y fuera de esa casa estaban una chava y una señora; la chava se calló de repente y la señora corrió, no vi a donde se fue, no había luminarias en la calle así que solo se veía lo que la luna permitía. Me acerqué, sin decir nada, la chica estaba embarazada y a punto de tener a su bebé, lloraba y se quejaba. Yo no decía nada, no tenía caso, sabía que ella no podría escucharme y que ni siquiera me veía (no sé como sabía eso, pero lo sabía). El bebé de esa chica nació muerto; ella lloró, grito, pero nada de eso servía, el bebé estaba muerto y eso no iba a cambiar; como pudo se levantó y apoyándose en las paredes, tambaleando, se marchó…
Yo cargué al bebé, ella lo dejó en el suelo, los niños de la casa hogar, los de antes, habían dejado de jugar y me miraban (bueno, sus cabezas se dirigían a mí, sus cabezas sin rostros…) pero yo empecé a escuchar unas voces que parecían venir de ellos y me decían que me fuera y protegiera mi casa. Miré al bebé, de pronto dejó de parecer humano, no digo que se convirtiera en un animal o un extraterrestre, nada de eso, simplemente que no parecía humano así… azul, muerto… Lo dejé y corrí a casa.

Tardé mucho en llegar pero todo seguía igual, estaba sola y me sentía a cada segundo más sola. Fui a mi cama, pegué en la puerta la calcomanía de placa que me dieron antes y dormí. Cuando desperté ya no estaba en mi habitación, estaba en ese cuarto de luz que sueño a veces, eso cuarto siempre al final de la mayoría de mis sueños a donde siempre llega alguien que me dice algo que hasta el momento no había entendido del sueño que tuve y al final despierto; así que esperé a que pasara, a que llegara esa persona a explicarme mi “lección” y así poder despertar, yo ya quería despertar. Eso no pasó.

Salí de mi cuarto de luz porque me cansé de esperar y descubrí que no estaba en mi casa, estaba en la casa hogar; me senté en el suelo, sin pensar nada y sin sentir nada, esperando a que alguien pasara y me dijera algo para despertarme ya, pero no pasaba nadie.
Empecé a pensar en lo que podría significar la estampa de “Protege tu casa” y creí en que significaba que cuidara mi cuerpo, porque era como que lo estaba perdiendo; porque todo parecía normal solo que nadie me veía, la chava de la noche anterior no me veía y yo lo sabía, y quizá los niños que vi jugando estaban muertos y por eso nadie los veía tampoco pero ellos si me veían a mí… y quizá yo estaba muerta como ellos.
Fui a la casa de enfrente, el bebé seguía en el suelo. Lo cargué, y me senté en el suelo. Yo no sentía nada, no tenía miedo, no estaba triste, no estaba desesperada; no entendía nada, quería que mi cuerpo reaccionara de una manera normal pero no, no me pasaba nada.

Finalmente llegó un tipo al que no pude verle el rostro -¿Esto ya te había pasado?- me preguntó
-Si- respondí
-¿Qué pasó después?-
-Nada, se me había olvidado, es como si nunca me hubiera pasado-
-Es así como va a suceder- sonrió
De pronto alguien gritó de la casa hogar y yo desperté


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