viernes, 10 de julio de 2009

La casa Purcell


Foto tomada en la combi ja ja ja


Jamás invisible, Casa Purcell destaca por su arquitectura única, que contrasta con las construcciones que la rodean. Bajo sus altos techos, los visitantes quedan fascinados por las vigas y los pisos de madera, los vitrales que dejan pasar la luz con tonalidades multicolores, las escaleras, los balcones y rejas, que ayudan a entretejer incontables historias.

Su vocación también la distingue, pues sus ya centenarias paredes alojan las nuevas manifestaciones, propuestas y conceptos artísticos, incorporando diversos avances tecnológicos en comunicación e informática.

El británico William Purcell Halman construyó esta residencia, probablemente diseñada por el arquitecto francocanadiense Henri E. Guindon, quien empleó cantera de San Luis Potosí y madera del roble de Canadá.

El edificio fue terminado en 1906 y se caracteriza por las pronunciadas abiertas a dos aguas y las altas chimeneas, que le imprimen una peculiar personalidad de castillo rural inglés.

Con pórtico estilo Tudor, la casa sigue cautivandoel paisaje del Centro Histórico y el 7 de marzo de 2005 se convirtió en un centro cultural donde se han presentado exposiciones, conciertos, obras de teatro, conferencias y una variada cartelera.

Esta vocación de servicio a la comunidad no es nueva, ya que desde 1983 y hasta 1999 el edificio fungió como el Centro Cultural Vanguardia.

Las miles de personas que han visitado la casona llevan consigo los recuerdos de la obra de Frida Kahlo o Julio Galán o de los conciertos de piano; y algunos no dudan en relatar historias ambientadas por ruidos extraños y protagonizadas por fantasmas.

En el ambiente a media luz que domina galerías y salones, todavía se intuye la presencia de las señoritas Purcell, herederas de la casa; pero gracias al bullicio de artistas, espectadores y guías, Casa Purcell es un sitio acogedor, repleto de promesas artísticas.

Vocación contemporánea

Pedro Moreno, director del Instituto Municipal de Cultura, señala que Casa Purcell se ha vuelto un espacio para el arte contemporáneo, un contraste consciente y lúdico con la antigüedad de la construcción.

“Dentro de este juego que se da al edificio han participado artistas de carácter nacional. También del ámbito internacional, como la exposición de carteles de los años 40, netamente expresionistas de origen alemán, que se exhibió en las galerías del recinto”, precisa.

Aunque también, indica el funcionario, se le da espacio a creadores y pintores locales, cuya propuesta esté inscrita en las nuevas corrientes artísticas.

“En la segunda planta tenemos herramientas interactivas de tecnología contemporánea y queremos que le sirvan al público como herramientas para entender el arte contemporáneo. En ese sentido, estamos tratando de rediseñar el discurso que se plantea con el uso de estos aparatos”.

Y ese es uno de los retos de este

“Los retos son ir afinando las propuestas de los interactivos que se encuentran en la segunda planta, ir arriesgándonos en traer exposiciones mayormente propositivas que pudieran decirle algo al público”, finaliza.

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